Cuando haces activismo, porque lo que sucede a tu alrededor te importa, porque tienes esperanza de que estas situaciones cambien, te vuelves solidaria, todo te importa, todo te afecta, nada te es ajeno y todos tienen el mismo valor, y así como sientes, piensa y actúas.
Por eso, participar en una marcha por la paz en apoyo a lo que sucede en la selva, es algo que te incumbe y da alegría saber que hay muchas y muchos más a quienes también les importa.
Pero también están los que no entienden de diálogos o marchas pacíficos y recurren a la violencia.
Por eso ahí me ves corriendo por la Av. Abancay escapando de las bombas lacrimógenas y de la persecución policial, porque no solo quieren botarte e impedir tu libre derecho a protestar, sino que quieren golpearte, humillarte, demostrar su poder y su prepotencia con armas, bombas, palos e insultos.
Ahí me ves buscando preocupada a mis compañeros extraviados entre el humo y luego volver a respirar con tranquilidad por la alegría de encontrarlos.
Ahí me ves renegando que los mismos de siempre se lleven los laureles de una lucha y carrera que no hicieron, pues ellos iban muy cómodos sobre sus autos y camionetas.
¿Y qué hace una lesbiana en una marcha como esta?
Pues se hace parte del mundo, parte de este país, parte de una población olvidada y solo recordada cuando se tiene que aprovechar y consumir sus recursos, privatizarlos y venderlos al mejor postor.
Y se visibiliza, se presenta como ciudadana, se manifiesta, alza la voz, muestra su rostro, se expone y expresa su rechazo a tanta injusticia, por que no espera indiferente que... algún día vengan por ella... como en el poema de Martín Niemoller.
Por eso, participar en una marcha por la paz en apoyo a lo que sucede en la selva, es algo que te incumbe y da alegría saber que hay muchas y muchos más a quienes también les importa.
Pero también están los que no entienden de diálogos o marchas pacíficos y recurren a la violencia.
Por eso ahí me ves corriendo por la Av. Abancay escapando de las bombas lacrimógenas y de la persecución policial, porque no solo quieren botarte e impedir tu libre derecho a protestar, sino que quieren golpearte, humillarte, demostrar su poder y su prepotencia con armas, bombas, palos e insultos.
Ahí me ves buscando preocupada a mis compañeros extraviados entre el humo y luego volver a respirar con tranquilidad por la alegría de encontrarlos.
Ahí me ves renegando que los mismos de siempre se lleven los laureles de una lucha y carrera que no hicieron, pues ellos iban muy cómodos sobre sus autos y camionetas.
¿Y qué hace una lesbiana en una marcha como esta?
Pues se hace parte del mundo, parte de este país, parte de una población olvidada y solo recordada cuando se tiene que aprovechar y consumir sus recursos, privatizarlos y venderlos al mejor postor.
Y se visibiliza, se presenta como ciudadana, se manifiesta, alza la voz, muestra su rostro, se expone y expresa su rechazo a tanta injusticia, por que no espera indiferente que... algún día vengan por ella... como en el poema de Martín Niemoller.
Keni
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