Ni café, ni coca cola, ni red bull. Lo mejor para mantenerse despierto es un amor no correspondido.
Mali

A 8 años de la entrega del Informe de la CVR

En 1986 fueron asesinados en Aucayacu 10 personas travestis y gays, en 1988 se asesinaron a 8 en Pucallpa y en 1989 a 9 en Tarapoto. Estas muertes se dieron bajo una misma consigna: la limpieza social. Estas muertes tuvieron a los mismos operadores: al PCP- Sendero Luminoso del Perú y al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru - MRTA.
La orden fue dada bajo la consigna de exterminar a las lacras sociales que infestaban a la sociedad peruana y que contribuían a su decadencia moral. Entre estas lacras estaban los homosexuales junto a las prostitutas, drogadictos y los delincuentes comunes. Todos debían desaparecer para fundar una sociedad nueva.
Una moral heterosexual, masculina y autoritaria nos decía qué era lo correcto y lo incorrecto en un momento de una fuerte inestabilidad social. Pero esta moral autoritaria y esta heterosexualidad masculina eran tan frágiles que tenían que imponerse a la fuerza y con el poder y la violencia de las armas. Tenía que exterminarse a todo lo que no estuviera dentro de la lucha de clases pura y dura, a todo aquello que nos ligara a la corrupción moral de la pequeña burguesía que había generado y permitido la homosexualidad, la transgeneridad y toda una serie de perversiones que era indispensable eliminar a como dé lugar. Los homosexuales y las travestis tenían que morir para fundar el nuevo Perú.
En 2003, la Comisión de la Verdad y Reconciliación relata los hechos sucedidos esos años en contra de la población LGTB en las dos últimas páginas del capítulo de 58 páginas dedicado al MRTA.
De las lesbianas no sabemos nada. Muchas podrían haber sido violadas, encerradas, obligadas a unirse a las huestes terroristas, torturadas, asesinadas, sin llegar a conocer las verdaderas causas de estos hechos. La invisibilidad es una constante en nuestras vidas. Si creemos que nuestra situación es difícil en Lima, es mucho más terrible en provincia.
El 31 de mayo del 2005 empezó a conmemorarse el Día Nacional contra la Violencia y los Crímenes de Odio hacia Lesbianas, Travestis, Gays y Bisexuales. Año tras año recordamos la facilidad con que son cegadas las vidas trans, gays y lésbicas; la ausencia de protección estatal que nos sume en una precariedad y en un constante peligro; y la falta de voluntad política de nuestras autoridades para legislar sobre la realidad y lograr verdaderamente incluir a todas y todos los peruanos en la construcción de la nación. Nosotras y nosotras creemos que es vital mantener la memoria viva de aquellos que siempre han sido invisibles, o de aquellos que solo fueron hechos visibles para justificar sus muertes, y que las próximas generaciones guarden, preserven y comuniquen esta memoria.
Este año se celebra el octavo año de la entrega del informe de la CVR. Que sirva esta celebración para entender que la memoria no solo sirve para recordar una vez al año lo que sucedió hace mucho tiempo, sino que también sirve para construir y reconstruir a la sociedad ahora. Mantenerla viva no solo significa revivir el miedo y el dolor que sentimos, significa que integramos a nuestras vidas el pasado, lo resignificamos y lo volvemos presente. Un presente que necesitamos que sea diferente. Un  presente que no repita los errores del pasado. Un presente diversamente nuevo.

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