Ni café, ni coca cola, ni red bull. Lo mejor para mantenerse despierto es un amor no correspondido.
Mali

¿Dios que? Nosotras impulsamos un estado laico

Siempre que enarbolamos nuestra identidad lésbica escuchamos esta palabra que se supone nos debe hacer callar: Dios.
En su nombre se dicen muchas cosas, pero sobre todo, cosas para oponerse a nuestra identidad. Sabemos que la imagen de dios es utilizada según los intereses de algunos grupos, pero, ¿y el común de la gente? y Uds. chicas lesbianas ¿en qué dios creen?

¿Creen en el dios “gran ausente", el abuelito de barba blanca, sentado sobre una nube en algún lugar del cielo, tan poco interesado en las cosas del mundo, como suelen estarlo los viejitos jubilados?
¿O en el dios cercano, tan cerca de nosotras y semejante que hasta tiene nuestros mismo defectos?
¿O en el dios "tirano" que nos sigue a todos lados, como policía infatigable al momento de aplicar papeletas a todo aquel que viola sus reglamentos?

¿O en el dios "vengativo"? Cuántas hemos crecido con esa frase "Dios te va a castigar" y nos hemos imaginado sobre nosotras su cólera listo a castigarnos por cada uno de nuestros pecados; y en efecto, cuando sufrimos una desgracia, enseguida preguntamos ¿que habré hecho yo para que dios me castigue?
O bien se trata de un dios "mezquino y envidioso" de nuestro bienestar que cuando nos va demasiado bien pensamos "eso no puede durar algo malo me va a pasar”. Y nos apresuramos a tocar madera.
O bien el dios “autoritario”, el que cohíbe nuestra libertad y nos reduce a títeres de su voluntad todopoderosa, por más que nos parezca arbitraria e incomprensible. Entonces, una no se atreve a seguir su propia conciencia, aún cuando haya hecho lo posible para ver claramente, no se atreve a tomar la iniciativa, por temor a disgustarlo…Y permanecemos paralizadas, pasivas, como si no tuviéramos derecho al riesgo ni a guiarnos por nuestra propia inteligencia y voluntad.
O quizás creemos en un dios indiferente, tan satisfecho de sí, tan alejado de nosotras, que a veces decimos “qué se va a fijar dios en una pobre diabla como yo”.
O creemos en un dios “contador”, meticuloso e intransigente, que ya ha sacado la cuenta de nuestros errores y solo espera la ocasión para hacernos pagar hasta el último centavo.

¿Será posible, que con la cabeza llena de todas estas ideas, alguien caiga en la tentación de quererlo?

Hay otras imágenes de dios:
El dios “pararrayos”: se piensa en él cuando se tiene miedo, cuando hay temblor. Por ejemplo, si vamos a tomar un avión, le prendemos una vela para que no se caiga.
El dios “vitamina” que es una especie de fármaco que puede proporcionar alivio inmediato o es un suplemento de energías.
Hay un dios tranquilizador que sirve para dejar calmar a los chicos: “No jales el pelo a tu hermanita, ¡vas hacer llorar a diosito!”.
Hay también el dios “distribuidora automática”, allí está, en un rincón, siempre listo a proveer a nuestras pequeñas y grandes necesidades. “Mandaré decir misa si salgo bien en los exámenes”, “Si me va bien en el negocio, le daré 500 soles al Señor de los Milagros”
Y por último, está el dios discriminador, pues solo le caen bien los católicos, a los protestantes los quiere menos y no quiere nada a los ateos y paganos.

Todos estos dioses hablando en boca de aquellos que se creen escogidos para representarlo. En aquellos en los que cayó la gracia divina. En aquellos que sí forman parte del plan divino.

Si crees en dios, ¿en qué tipo de dios crees?

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